martes, 17 de mayo de 2016

Comisión Investigación 16/05/2016 EL MUNDO Francisco Camps sí que debe leer EL MUNDO

Francisco Camps sí que debe leer EL MUNDO


·         XAVIER BORRÁS
·         borras_xavier
17/05/2016 08:18
Cuando una persona sufre por la pérdida abrupta e insperada de un familiar o amigo la condición humana tiende por instinto a la empatía, a aproximarse a quien lo pasa mal para intentar reconfortarle. A muchos, incluso a quienes acostumbramos a manejar las palabras, nos cuesta encontrar los términos adecuados para ayudar a la pacificación espiritual de quien tenemos enfrente. No nos sale aquello de «te acompaño en el sentimiento». Y canalizamos nuestra ayuda poniéndonos a su disposición.
En las grandes catástrofes humanas, a un dirigente político se le pueden agradecer las buenas palabras -si es que se le dan bien los discursos-, pero no es eso lo que realmente se le exige. Su obligación es no poner obstáculos para que la ayuda psicológica llegue, las indemnizaciones que correspondan se tramiten ágilmente, se investigue hasta el último detalle para intentar averiguar la causa del siniestro y se dispongan medidas para intentar evitar que suceda de nuevo.
No dudo de que Francisco Camps tuviera buena voluntad y quisiera volcarse en ayudar a los familiares de las víctimas del accidente del 3 de julio de 2006 en la Línea 1 de Metrovalencia. Si pensara lo contrario convertiría al ex presidente en un hombre desalmado. Y, sinceramente, la lista de calificativos que aplicaría a Camps es variopinta y poco compasiva. Pero si yo pusiera en duda la condición humana de un compañero de mi especie sería yo quien me habría tornado pérfido, malvado e inhumano.
Lo que sí considero bárbaro y cruel es la manera en que Camps y su gobierno -incluyo a Juan Cotino y a la ex gerente de Ferrocarrils de la Generalitat, Marisa Gracia- transmutó esa empatía en una estrategia para que 43 muertos no tuvieran consecuencias sobre la carrera política del presidente, que en aquellos momentos surfeaba la ola del éxito político y empleaba el presupuesto público y los resortes del poder para su crecimiento político y la consolidación del PP.
No dudo de que Francisco Camps tuviera voluntad en su ayuda a las víctimas
Lo puede negar tantas veces como quiera y jurar que no había leído en EL MUNDO los documentos que prueban la manipulación de los testimonios de los técnicos que acudieron a la comisión de investigación cerrada en falso en 2006. Cuando la diputada de Compromís Isaura Navarro citó la exclusiva que este diario comenzó a publicar el 19 de febrero de 2012, dando un giro al caso, Francisco Camps trató de ridiculizar a EL MUNDO afirmando que «nunca» lo lee. Para Mariano Rajoy somos «ese periódico que usted cita» y para Felipe González somos «el Inmundo».
Si fuera así, si Camps no leyera EL MUNDO, le entendería. A mí tampoco me gustaría desayunar con informaciones que me dejan en mal lugar. Pero me consta que no es así y que el ex presidente sabe perfectamente que H&M Sanchis es la empresa a la que Ferrocarrils de la Generalitat pagó para que tratara de cocinar una «verdad oficial». Y percibo que Francisco Camps sí debe leer EL MUNDO, aunque sea clandestinamente y sólo a ratitos. O eso es lo que se cuenta.
Pero la empatía transmutó en una estrategia para que no le salpicara
H&M Sanchis no sólo organizó sesiones con los técnicos, sino que utilizó la presencia de su director, Jorge Feo, como columnista del diario ABC para publicar artículos que alababan la manera en que FGV y Marisa Gracia gestionaron los días posteriores al accidente. Su caso se parecería bastante al de otros articulistas a sueldo que aprovechan la confianza de cabeceras que les pagan para defender intereses por los que cobran de otro lado. EL MUNDO también tuvo su ración conAntonio Alemany, el periodista juzgado y condenado por sus relaciones con el balear Jaume Matas.
Francisco Camps es un hombre leído. Pero, como bien explicó la presidenta de la comisión de las Cortes, Sandra Martín, no estaba obligado a nada. Podía esquivar las preguntas a su antojo. Y lo demostró tantas veces como dijo «no sé realmente de qué me está hablando». O cuando quiso mofarse de los diputados afirmando que no les conocía, cuando quien está desconocido como político es él mismo.

No hay comentarios:

Pincha sobre la imagen web 0responsables