"La auditoría de riesgos laborales que se ocultó podía haber cerrado FGV"
Tres trabajadores de la empresa ferroviaria y el portavoz de la Plataforma pel Ferrocarril admiten que una baliza habría evitado el accidente del 3 de julio
27.02.2016 | 01:58
"La auditoría de riesgos laborales que se ocultó podía haber cerrado FGV"
LAURA BALLESTER | VALENCIA Los directivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) ocultaron durante cinco años una auditoría de riesgos laborales realizada en 2005, con resultados desfavorables para la empresa, por lo que no vio la luz hasta 2011. «Esa auditoría podría haber cerrado FGV, es para echarse las manos a la cabeza», aseguró ayer Pedro Díaz Caballero, representante del Sindicato Ferroviario-Intersindical Valenciana (SF-IV) en el comité de seguridad y salud de FGV, durante la séptima sesión de la comisión de investigación del accidente del metro en las Corts. El resultado negativo de la auditoría podría haber acarreado «multas y expedientes por incumplir la ley de prevención de riesgos laborales tanto en los aspectos más livianos como en los más profundos como la investigación de los accidentes».
De hecho, uno de las deficiencias que detectó la auditoría es que los siniestros en FGV «se investigaban por las propias jefaturas, cuando deben ser los representantes de los trabajadores y los comités de seguridad, con la ayuda de algún asesor externo, quienes investiguen las circunstancias y detalles de los siniestros ferroviarios. No fue la única irregularidad denunciada por Pedro Díaz, quien reveló que en 2011 también tuvo acceso al listado de personal no formado en riesgos laborales que incluía a toda la cúpula directiva con Marisa Gracia al frente. «Nadie había recibido la preceptiva formación en riesgos laborales».
Respecto al accidente del 3 de julio de 2006, Díaz Caballero denunció que la ex gerente apartó al comité de seguridad y salud de la investigación del accidente. «Se te queda carabobo porque murieron dos compañeros y no pudimos participar en ninguna investigación». El representante del SF-IV también denunció la política de fichajes de la ex gerente Marisa Gracia «que fue un coladero de gente enchufada, sin referencias de otras explotaciones ferroviarias o que aportaran algún valor añadido a la explotación». De hecho, desveló, «la empresa tuvo que pagar a algunos de estos fichajes el máster en ferrocarril que organizaba Vicente Contreras (número dos de FGV) en la Politécnica». Y citó «la puerta giratoria del ex directivo Pedro Catalán que, tras pasar por FGV, ha vuelto a la empresa Logitren, participada por la constructora de su padre Torrescámara y la misma FGV».
También desfilaron ayer por las Corts el jefe de mantenimiento e instalaciones, Jose Ricardo Cabello Núñez, quien admitió que las balizas estaban programadas para frenar a partir de la velocidad máxima de los trenes. «Nadie pensó que no era correcta [la programación de la baliza a la velocidad máxima]. Nadie lo pensó... Si hubiese habido antecedentes», se escudó, al tiempo que reconocía, como el inspector de línea, Eugenio Motilla, que una baliza habría evitado el siniestro.
Un siniestro «previsible»
La jornada finalizó con el portavoz de la Plataforma pel Ferrocarril, Vicent Torres, quien defendió que el accidente del metro era «previsible» y también «evitable» con la programación de «una simple baliza» que habría impedido que el convoy hubiera tomado la curva a 80 km/h y cuyo coste era «asumible», de 3.000 euros, según informa la agencia Europa Press.
Torres, que recalcó que ejerce de portavoz de una plataforma que reúne a expertos, sindicatos ferroviarios y usuarios, recordó que fue «vetado» en la primera comisión de investigación del accidente en las Corts, dado que ya entonces desde la entidad sostenían que el accidente no se podía achacar a «la fatalidad» y a un exceso de velocidad, y ha celebrado poder formar parte de esta segunda comisión, celebrada una década después.
Para el portavoz de la Plataforma pel Ferrocarril, el desencadenante del siniestro fue el exceso de velocidad, pero no fue ni el único factor ni el «determinante», sino que «se produjo la catástrofe perfecta sumando todos los ingredientes para hacerla tan terrible». Entre esos ingredientes, ha apuntado al estado de la plataforma del túnel, el bache o garrote en la curva, la «escasez de material móvil» que hacía que casi todo el parque estuviera en circulación, personal «insuficiente» en talleres, la «habilitación quizá apresurada de nuevos maquinistas» o la falta de balizas.
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