DOS AÑOS DE SILENCIO
Siempre recordaremos el 3 de Julio de 2006. Era un mediodía caluroso, soleado, típicamente estival. La ciudad andaba envuelta en el maremagnum previo a la visita del Papa y las obras de la America’s Cap, y el que más y el que menos andábamos a nuestras cosas, envueltos en nuestros sueños y preocupaciones. Era un día más, un día tranquilo, y en el cielo no se veía ni una de las nubes que iban a descargar la tormenta poco después.
Era poco más de la una del mediodía, cuando de repente, se empezaron a escuchar sirenas de ambulancias, coches de policía, bomberos, todos pasando rápidamente y sin cesar. Algo habrá pasado, dijo más de uno. Y, lamentablemente sus malos presagios se cumplieron. Al poco la policía cortó el tráfico aledaño a Giorgeta. Las noticias comenzaron a circular. Un convoy del metro había descarrilado muy cerca de la estación de Jesús. Fuimos muchos los que nos acercamos hasta el lugar de los hechos para ver en qué podíamos ayudar. Presos del desconocimiento, de la incertidumbre, esperábamos con estupor aluna noticia que pudiesen darnos. Cuando vimos que se montaban dos hospitales de campaña para socorrer a las víctimas, vimos que lo sucedido era algo serio. Y la información caía con cuentagotas. Las horas se hicieron interminables, apenas sabíamos que pasaba dentro de la estación, que había sucedido, si había víctimas mortales o no. Nadie decía más que lo justo, las consabidas palabras típicas de estas circunstancias. Los familiares y amigos de la gente que iba en el vagón iban llegando, y la situación de una espera tensa. Poco a poco fueron derivados a hospitales y, lamentablemente tanatorios. Había víctimas mortales. Y cuando supimos la cifra se nos heló la sangre y un escalofrío nos recorrió el espinazo. De las 150 personas que iban en el vagón, 47 sufrieron heridas de diversa consideración, la mayoría graves, y 43 fallecieron.
¿Qué había pasado? Un convoy que viajaba en dirección Torrent había volcado en una curva cercana a la estación de Jesús, arrastrándose varios metros sobre la vía. En un primer momento se apuntaron como posibles causas, el desprendimiento de la bóveda del túnel y la posible rotura de uno de los ejes, incluso se habló de un posible atentado ya que venía el Papa. Pero esas hipótesis perdían consistencia al poco de lanzarse al aire.
En los días posteriores esperábamos una respuesta por parte de las autoridades, que alguien asumiese lo sucedido, pero nadie entonó el “mea culpa”. Todo se achacó a un exceso de velocidad por parte del maquinista del convoy, que según dijeron, circulaba a más de 80 km hora en un tramo por el que se debe circular a 40. El maquinista falleció en el accidente, y culparle a él parecía lógico, total, los muertos no pueden defenderse. Había sido un lamentable accidente que ni había podido preverse ni evitarse. Fue, según ellos, un fallo humano y fortuito.
Ya, hay datos que demuestran lo contrario.
1 comentario:
haque velocidad hiva el tren hembedre 40km y,vaha hochenta80km
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