Accidente de metro: "Los cristales de los trenes se salían del marco por el peso de la gente"
Un técnico de talleres admite por primera vez que la fragilidad de las ventanas del tren aumentó la mortalidad en el accidente del 3 de julio de 2006
07.03.2016 | 19:40
Juan José Valencia, en su comparecencia. Fernando Bustamante
LAURA BALLESTER | VALENCIA El oficial de oficio de los talleres de Valencia Sud en Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) en 2006, Juan José Valencia Valencia, ha declarado hoy en la comisión de investigación del accidente del metro en las Corts que los cristales de las unidades de tren articulada (UTA) 3700 como las que sufrieron el accidente del 3 de julio de 2006 «se salían del marco por el peso de la gente durante grandes aglomeraciones de gente como en las Fallas».
Se trata de la primera ocasión que un técnico de talleres admite las deficiencias en la estabilidad de las ventanas, siempre negada por los responsables de la empresa en los años posteriores al accidente. La caída de los ventanales de la UTA 3736 (la que volcó) propició que los viajeros se salieran por los huecos de las ventanas, lo que aumentó el número de víctimas hasta los 43 fallecidos. «Es evidente que si no hubieran estado diseñados como estaban no habría habido tantos fallecidos. La caída de los cristales aumentó la mortalidad en el accidente», explica Juan José Valencia.
Este oficial de oficio que trabaja en FGV desde el año 2000, a donde llegó procedente del Consorci Valencià de Transports (CVT), sí niega categoricámente que algún fallo en el tren pudo provocar el descarrilamiento. «Creo que no tuvo nada que ver el estado del material en el descarrilo. No creo que hubiera ningún fallo mecánico», defiende, aunque admite que tras el siniestro se cambiaron los métodos de revisión en los talleres de FGV. Y que en el momento del siniestro «alguna unidad pudo salir sin completar una revisión o reparación, por la necesidad de material móvil que había en 2006, pero sería por problemas menores».
Según el técnico Valencia, todas las reparaciones que sufrió la UTA 3736 se repasaron tras el siniestro y «no se encontró nada raro». Aunque sí se le ha preguntado por la balona (una pieza de la suspensión del tren) que se quedó agrietada en uno de los boggies (las ruedas) del tren, aunque el oficial de oficio ha minimizado la importancia de esta incidencia. «Aunque la balona hubiera reventado no creo que el tren hubiera descarrilado», defiende.
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