VALENCIA
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Accidente de metro de 2006
42 kilómetros por 43 muertos
- Pedro Díaz, técnico de Ferrocarrils, correrá el Maratón de Nueva York como abanderado de España y con un recuerdo a las víctimas en su camiseta
- Exige justicia con las familias: 'Depurar responsabilidades en el accidente'
Se puede correr por muchos motivos. Por competir con los demás o con
uno mismo, por ganar una medalla o defender una causa. Pedro Díaz, un
valenciano de 43 años, trabajador de Ferrocarrils de la Generalitat, lo
hará el próximo 4 de noviembre en el mítico maratón de Nueva York, junto
a 47.000 participantes, por una triple causa.
Su propia satisfacción, su familia y los 43 muertos en el accidente
de metro de Valencia del 3 de julio de 2006. Una leyenda escrita en
inglés en el dorsal de su camiseta proclamará esa voluntad a los cuatro
vientos y ante las cámaras de televisión de todo el mundo. Como abanderado de la representación española, Díaz tendrá además protagonismo especial en la carrera.
"Hace cuatro años que corro en busca de mayores metas y el maratón de
Nueva York es el culmen de todo corredor", dice Díaz. "Convertir esta
experiencia en un recordatorio y homenaje a las víctimas del metro
surgió en mi cabeza de forma espontánea. En cierta manera sus familiares también están pasando por un largo maratón emocional que dura muchos años con una salida, una meta y muchas lágrimas".
Son 42.200 kilómetros y 43 víctimas. Números muy simbólicos. Para que las cifras cuadren con total precisión, el
3 de diciembre, Pedro Díaz y otros corredores cubrirán un circuito de
800 metros en Valencia desde el Puente de Serranos a la Basílica de la
Virgen. A continuación, entregará la camiseta que usará en Nueva York a Beatriz Garrote, portavoz de la Asociación de Víctimas.
Participar en el emblemático maratón neoyorkino tiene sus exigencias.
Hay que demostrar que se ha batido una marca que para los mayores de 40
años es una hora y media para un medio maratón. También hay que pagar
una inscripción de 300 euros que alcanza casi mil euros si no se tienen
marcas.
Díaz estudió formación profesional con los Jesuitas y uno de sus
compañeros, Juan Carlos Muñoz es hijo de una de las víctimas del metro,
Hipólito Muñoz.Díaz trabaja desde 1995 en FGV donde entró por
oposición en el departamento técnico electrónico cuya función es
garantizar la seguridad en los trenes.
"Formo parte de la infantería que a partir de las siete de la mañana
recorremos las vías para preservar la seguridad de los compañeros
maquinistas y los operadores de los puestos de mando: pasos a nivel,
controles de velocidad, balizas de frenado. Esos son algunos de los
elementos que debemos controlar".
Como delegado de prevención del Sindicato Ferroviario, Díaz reclamó
la Auditoría del Servicio de Prevención cuyo propósito es vigilar las
medidas preventivas para evitar accidentes y las condiciones de trabajo.
"Me entregaron todas menos las del 2005 y detecté cierto oscurantismo", comenta.
"Al final pude comprobar que no se investigaban los accidentes con
arreglo a la ley por un técnico cualificado ajeno a la empresa y que
existía una clara voluntad de ocultación", dice.
Díaz clama contra el despilfarro y sostiene que Marisa Gracia,
gerente de la empresa, ha colocado en puestos cómodos a sus amigos y
conocidos. "Recién salidos de la Facultad con despacho propio y buenos
sueldos. Los trabajadores de a pie hemos pasado por una criba muy
estricta. Incluso los encargados de las taquillas deben superar cinco
pruebas distintas. Somos un equipo de élite, el mejor material humano.
Por eso amenazar con un ERE que pretende reducir a casi la mitad la plantilla de 1.700 operarios es una flagrante injusticia".
¿Y qué consuelo deben esperar los familiares de las víctimas? "Depurar responsabilidades en el accidente", responde. "Sería como el aplauso final en una carrera que te da ánimos para llegar a la meta cuando ya estás exhausto".
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